Salchichas

La cultura catalana en Frankfurt, estos días... Muy bien todo, en sentido cofoisme (de cofoi: palabra catalana que expresa un sentido de yo me lo guiso yo me lo como o algo parecido a estar satisfecho -orgulloso- de uno mismo, digan lo que digan, o no digan nada...) Pues muy bien todo, y todos, pero no... Frankfurt invita a la cultura catalana, o debemos decir, o confunfir, con literatura catalana. Aunque no deja de ser una feria de editores, la más importante del mundo, invita y promueve literaturas y culturas, todo inclúido o excluído. Es por ello lógico, pero nuestra propia endeblez nacional lo cuestiona siempre interesadamente, que no se exponga o diga nada de catalanes de expresión castellana o francesa, italiana, inglesa o kurda, es lógico y debería ser normal, pero muchos se rasgan no se qué.... Hay culturas que se han edificado con la aportación de otras, es más: Todas, aunque unas más que otras. El cargo de conciencia que se quiera colocar de más a la cultura catalana es injusto, inútil, incluso imbécil e intencionadamente político, como casi siempre. Pero el cofoisme también es malo, casi siempre. Y estamos en un país de sociedad y memoria débil, como casi siempre. Queremos ser integradores a la vez que luchadores y mantenedores de unas esencias y eso es muy difícil, casi imposible, pero se intenta, para bien o para mal.
Pero el cofoisme nos deja un espacio -mal espacio- entre la puta y la ramoneta. Nos falta determinación, porqué las indecisiones y posbles frustaciones, fomentadas demasiado a menudo desde dentro, hacen mucho daño. Ya han pasado los tiempos de la resistencia, la precariedad y el sufrimiento, pero no siempre lo parece. Frankfurt sí será un punto de inflexión hacia adelante y para consolidar una gran realidad, como es la calidad y cantidad de una literatura importante, de nivel mundial, que desea no mostrar más símbolos de debilidad o cansancio, ni más miedos. No estoy de acuerdo con los que escriben que todo también implica dejarse de aspiraciones, desarrollos y metas nacionalistas, independentistas, separatistas y tantos adjetivos opulentos peroen buena parte vacíos si no se hace nada de nada salvo quemar fotos o banderas, pues una cosa no puede ir en contra de la otra, todo debería complementarse (cultura y política...) Y no sólo se complementan de forma natural sino que en el caso catalán es un caso paradójico de haber sobrevivido, durante siglos, sin apenas ningún tipo de ayuda, más bien al contrario: Con demasiados actos de genocidio dirigido por el poder contrario a su mantenimiento, ayuda, desarrollo, soporte... Incluso hoy y encima con lanzapiedras desde dentro.

Las gracias y ocurrencias de Monzó en el discurso de inauguración, ingeniosas, necesarias, diferentes y nobles, servirán para ensalzar y dar un toque de originalidad para saber que es todo esto cultural, punto de partida y conocimiento de una cultura sin estado en una Europa que sólo sabe (apenas) de sus estados de hoy. Una de sus lenguas más antiguas apenas tiene voz política en el viejo continente pero parece que tiene una realidad única, persistente, acojedora e integradora, de amor propio y más segura de si misma de lo que parecía en estos últimos decenios, luchando con agrios agoreros y pesimistas de siempre. Se ha trabajado bien, a pesar de los olvidos interesados de grandes personajes. Se ha trabajdo bien y no sólo en la misma celebración con gran púlpito (y poltrona) internacional desde esta Alemania de hoy, que también, sino por el propio punto de partida, desde el punto final del franquismo, hacia un futuro espléndido que se merece mucho y proclama poco.
Sólo nubes por los olvidos premeditados y la falta de seguridad en sus posibilidades, especialmente expresadas por los sabios de pluma fácil (y facilona) que etiquetan y tachan demasiado deprisa... Nubes también en la idea -noble y legítima- por la posible creación -más pronto que tarde- de un estado propio, dentro de uno federal u otro independiente, nuevo, como otros, -y en igual de condiciones- dentro de una Europa que quería blindarse hace poco para que esto no ocurra, puede seguir mereciendo atención y seguridades. No debemos tener miedo, a pesar tanto palo entre ruedas, de tanto olvido interesados de algunas grandes aportaciones en literatura y nación, y a pesar de medios, intelectuales y políticos que viven en y para el cofoisme. Y las salchichas...



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