Músicas

3 comentaris

Veintisiete años sin Ian Curtis de Joy Division son muchos. Sigo escuchando su sonido-propuestas tan valientes y sabrosas. Hoy tenemos poco fresco, lástima y sandeces de mucha música house o no sé como llaman a algunos de los estilos actuales, aunque me absorve la repitición, con variaciones, sonoras, tanto que me despellejaría estos días en Sonar Barcelona. Es lo que hay y a veces, a menudo me gusta...Pero sigo disfrutando, repitiendo, con Bowie, Reed, Dylan (que carajo pinta que le den el Príncipe de Asturias –ojalá no vaya a recojerlo-). También otros que casi son muertos vivientes (musicales): los Floyd, Yes, Talking Heads, según que día Supertramp o Genesis (y sus resistentes Gabriel y Collins), y no me harto de: Creedende C.R. ni de Deep Purple, ni Clapton, ni E, L&P, todos los blues y Miles Davis y, según que día, también a Queen y Turner. Como Cobain, Curtis murió demasiado joven. Como Basquiat en arte y Van Gogh más lejos y Mozart aún más, demasiado jóvenes, con demasiado por expresar, por explotar... También se fue no hace mucho Syd Barret, aunque hacía años se lo comió algún ácido tonto o moléculas enfermas del alma. Y por encima de todo escucho, siento, absorbo absorto como nunca a las majestades satánicas de los Stones. Es lo que hay, es lo que tengo, entre mucho ya acumulado, entre los palacios de los sones y de la memoria.