En todas las civilizaciones, incluso las más antiguas de la noche de los tiempos, ha existido un pensamiento, reacción, posición o disposición sobre el más allá después del abismo supuesto de la muerte, como tránsito a otra realidad modificada, entre el temor y la ignorancia, sobre imágenes del después y también del ahora, pero desde una creencia fuera de los extremos conocidos.
Lo intangible y no materialidad de muchas cosas de nuestra vida cotidiana, que parecen casi olvidadas pero aún se intuyen y no pueden tocarse pero si sentirse, plantea, si reflexionamos: Nuevos retos, nuevas perspectivas y razonamientos, por poco que uno quiera, conozca o presienta.
Los que nos hemos apartado de la religión cercana y medible, demasiado y absurdamente codificada, vamos (algunos) dibujando cortos o largos caminos para reecontrase con uno mismo y con un otro yo que nos fluye, que nos sobrevive y traspasa entre etrnidades y aunque no creamos en lo no terrenal...
Solo la realidad no es suficiente. Por eso anhelamos abstracción lejana o creatividad en lo real.
Apoyemos al poder de la mente con el deseo sincero de abrise al conocimiento que siempre llega si se pide Todo...
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