Limones

Estoy leyendo Si menges una llimona sense fer ganyotes de Sergi Pàmies. Escribe muy bien y además del perfecto desarrollo de las tramas (es un libro de cuentos) y sus desenlaces llenos de originalidad, admiro su muy estudiada casi ausencia de adjetivos. Los adjetivos son, para la mayoría de escritores, punto y apoyo para ampliar más sobre algo o alguien y, para los que leemos, a veces, palos en las ruedas o distracciones para un buen leer... Pàmies los coloca como nadie, o mejor: no los coloca, pero hace un buen arte de ello, un buen escribir para un buen leer, sentir, soñar...
Lo parádojico de Pàmies y otros escritores catalanes (y de todos los idiomas, creo) como Quim Monzó o Empar Moliner, por ejemplo, es que les cuesta mucho tiempo escribir y/o publicar libros.
Y al final mucho libro de cuentos, más bien cortos que se saben a poco y en bastantes ocasiones son recopilaciones de sus escritos periodísticos y/o de opinión.
Además siento que no hay soltura, o sea mucho relamido, mucha corrección, inseguridad quizás. Parece que se disimula bien un resultado de dudas e incertezas. Igual es este el futuro o presente ya de la escritura, de los escritores... Que se lo pregunten a cualquier imitador de turno de Houellebecq
Me gustan mucho los cuentos, pero desearía que se enfrentaran más a menudo a la difícil labor de escribir "libros". Nos dejaríamos de cuentos, de vez en cuando... No sé.

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